viernes, 1 de noviembre de 2013

Sobre la omisión del himno cruceño

La omisión del himno cruceño en el acto oficial del 24 de septiembre puede interpretarse de dos maneras. Por un lado, puede otorgársele el beneficio de la duda a los responsables de organizar este acto. Se puede pensar que, efectivamente, fue un error humano. Sin embargo, existen errores imperdonables, debido al costo de la imagen pública de un gobierno o de sus líderes.
Estas situaciones, comunes en política, suelen costarles el cargo a los funcionarios que incurrieron en el error. Esto es algo que debería ya haberse planteado por los organismos responsables del evento y enmendado de inmediato, pidiendo disculpas y dimitiendo al encargado de su puesto. Sin embargo, en Bolivia estamos acostumbrados a que este tipo de error sólo reciba una reprimenda superficial.
La segunda interpretación de lo sucedido apela a la coyuntura política poco favorable para los intereses regionales que está viviendo Santa Cruz. En este contexto, la omisión del himno cobra un sentido simbólico, dado el repentino apego del empresariado cruceño al poder masista y el aparente abandono de los valores democráticos que deberían defender una economía social de mercado por un simple oportunismo económico, un pragmatismo coyuntural que apela a la protección de los intereses capitalistas, tanto cruceños como del gobierno.
Lo sucedido no podría estar más cargado de ironía, y el olvido de incluir al himno termina siendo una demostración física de los cambios producidos en el campo político. Esto es un hecho incuestionable.
Por supuesto que lo sucedido, dado el momento en que esto ocurre, generó malestar, y no es para menos. Al margen de la molestia entre los sectores defensores de la causa cívica y del respeto que los símbolos oficiales merecen, este hecho acompañó un momento importante para la historia política regional, en donde las fuerzas privadas deciden “poner de lado” las diferencias ideológicas, culturales e históricas exacerbadas por el propio gobierno, olvidándolas y negando que éstas fueron casi innegociables (las mismas marcarán por décadas la conciencia colectiva regional).
¿Fue el resultado de algo premeditado, fue un error humano o fue algo simbólico? Quizás nunca sabremos esto a cabalidad. Lo que sí sabemos ahora es que a veces la realidad se compone de ironía y que, ante la bofetada que este error causó a la ciudadanía, terminaremos poniendo la otra mejilla.


Autor: Ana Carola Traverso

Para ver el artículo original:
http://www.semanariouno.org/index.php?c=Portada&articulo=Sobre-la-omision-del-Himno-Cruceno&cat=1&pla=3&id_articulo=1524

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