martes, 20 de marzo de 2007

Más allá del Plan Techint

Más allá del Plan Techint

Santa Cruz de la Sierra es una ciudad con un gran potencial de investigación en temas urbanos. Esto se debe al crecimiento vertiginoso de la ciudad en las últimas décadas que lastimosamente, no ha sido acompañado de análisis sociológicos suficientes para asimilar los cambios producidos en su población y entorno. Una prueba de esto se encuentra en los trabajos sobre historia urbana cruceña, que a pesar de sus valiosos antecedentes en planificación y desarrollo, es desconocida por muchos. Popularmente, se cree que el Plan Techint (plan caracterizado por diseñar la ciudad a través de radiales, anillos de circunvalación y por la concepción general de Santa Cruz como ciudad jardín), fue el inicio de la planificación urbana local, pero esta afirmación es errónea, porque se desconoce el proceso urbano anterior a este estudio. Si bien el Techint tuvo la ventaja de lograrse ejecutar gracias a los recursos económicos conseguidos por la región a partir de la lucha por las regalías del 11%, este plan es en realidad la síntesis de un proceso previo, marcado por un fuerte movimiento cruceño, primero intelectual y luego popular entre 1938 y 1958, que logró generar los lineamientos utilizados en su elaboración. Este movimiento y sus principales aportes serán abordados a continuación.

La planificación cruceña entre 1938 y 1958 debe entenderse como un proceso de planificación económica, urbana y regional. Estas tres variables han sido constantes a lo largo del período en el cual se gestaron los mayores aportes en planificación y propuestas de desarrollo desde Santa Cruz. En el período de la post Guerra del Chaco, (1935 y 1939) los prefectos cruceños lograron proyectar sus planes de desarrollo a través de instituciones matrices, entre ellas el Comité de Obras Públicas (el primero fue fundado en 1931 durante la gestión de Salamanca), donde autoridades políticas como el prefecto (fungía como presidente de esta institución), el presidente municipal (alcalde), el presidente de la Cámara de Comercio e Industria (hoy CAINCO) entre otros, formaban parte de la directiva. Asimismo, organizaciones civiles como el Touring Club y Los Amigos de la Ciudad, lograron gestionar proyectos de vertebración caminera y ferrocarrilera en el departamento. Entre los aportes más destacados de estas instituciones se encuentra el desarrollo de mercados en torno a la industria y comercio de artículos regionales y propuestas de programas de inversión en políticas de salud departamentales y construcción de edificios y dependencias del sector público en la ciudad capital. En 1938 durante la gestión del prefecto Carlos Banzer, se elaboró el primer plan de desarrollo (Plan Banzer) que destinaba el 70% de lo presupuestado a la construcción del Palacio de Gobierno Departamental, oficinas de Correos y Telégrafos, la cárcel pública proyectada al norte del cementerio, un camal modelo, un pabellón en el Hospital de Niños, el establecimiento de Departamento de Salubridad y la dotación de sistemas de agua y alcantarillado junto con pavimentación de calles. Vale recalcar, la importancia de los estudios de ingeniería, encargados a Gustavo Henrich, quien logró realizar estudios técnicos para un sistema general de alcantarillado, agua potable y pavimentación donde luego se incluyó la generación de energía eléctrica. El 30% restante se destinaría a la construcción de carreteras departamentales para la integración vial de Santa Cruz de la Sierra con otros núcleos poblacionales y económicos importantes del departamento. Entre las carreteras a construirse se encontraban Santa Cruz-Concepción, Santa Cruz- Puerto Grether, Santa Cruz- Guarayos y se haría mantenimiento a la carretera Santa Cruz- Vila Vila.

Posteriormente, en 1939, Oscar Emilio Araúz, otro prefecto del departamento se basó en el plan de Banzer y elaboró un programa con tres aspectos básicos: 1) economía, donde el desarrollo de caminos y construcción del ferrocarril a Yacuiba y Brasil fueron primordiales como también la obtención de los recursos de YPFB destinados a Santa Cruz; 2) urbanismo, contemplándose en la construcción de edificios y espacios públicos, como el Instituto Oriental de Biología, la creación de facultades de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, la construcción del Barrio Universitario, el Palacio Episcopal, el Club 24 de Septiembre, la avenida al Río Piraí (a llamarse Tte. Busch), la construcción del Teatro Municipal, el camal público, el Palacio de Gobierno, el Palacio de Justicia, la fachada de la catedral, el arreglo al Asilo de Huérfanos, la construcción del Barrio Obrero, el monumento a Busch, la terminación del Stadium, casas baratas para catedráticos y maestros, escuelas de provincias, edificio para el Asilo de Pobres y parques y jardines de la capital; y 3) la salubridad, haciendo énfasis en el combate a enfermedades como la fiebre amarilla y la obtención de fondos para el desarrollo de programas de salud (La Nación; 7 de septiembre de 1939). A pesar de la estructuración de estos planes, los fondos provenientes del gobierno no pudieron desembolsarse para ninguno de estos prefectos a pesar de los montos presupuestados, ya que debido a la muerte de Busch, el nuevo gobierno alteraría los programas de desarrollo e inversión pública, suspendiendo la ejecución de fondos.

No obstante, la influencia del Comité de Obras Públicas fue un factor decisivo en los aportes al urbanismo cruceño durante este período. Santiago Deminguel, arquitecto que conformaba parte de esta institución, no sólo contribuyó como ejecutor de las obras propuestas por Banzer y Araúz (La Nación; 23 de enero de 1939), sino que también desarrolló el primer plan registrado de zonificación de la ciudad (Revista de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno; Año 1 Nº 2: Diciembre 1938 a Enero y Febrero 1939). Los dos conceptos manejados por Deminguel fueron la racionalidad y la funcionalidad. A través de ellos, logró determinar zonas estratégicas de la ciudad para fines específicos: vivienda, comercio y circulación y/o tráfico vehicular. La zona residencial comprendería las calles General Saavedra-La Paz; La Riva-Colón; La Paz y camino que limita al Norte; Pari-continuación de calle Colón. Las calles General Saavedra-La Riva formarían una avenida que dividiría el nuevo barrio del cuerpo de la ciudad. Para la zona comercial se consideraron las siguientes calles: Velasco-21 de Mayo; Independencia-Libertad; René Moreno-24 de Septiembre; Chuquisaca-Beni; Florida-Arenales; Junín-Bolívar y Ayacucho-Sucre. Los barrios comprendidos en estas calles serían netamente comerciales, y contempló además el ensanchamiento de las mismas. Para la circulación vehicular y el tráfico se determinaría acciones concretas, como el ensanchado de calles, considerando aquellas con gran cantidad de tráfico. Estas calles fueron: 24 de Septiembre-René Moreno y Sucre-Ayacucho (limitada por Colón-España). Por último, para las áreas verdes, que abarcaría el 30% del territorio urbano, se estudiaría el potencial desarrollo de espacios como la plaza 24 de Septiembre y la Laguna El Arenal, ya que Deminguel consideraba que era necesario realizar un reordenamiento y clasificación de los tipos de árboles a plantarse en la plaza.

Otras instituciones cruceñas aportaron con gran ímpetu en el análisis de la cuestión urbana, generando criterios importantes en sociología y urbanismo. Entre ellas destaca la figura de Don Leonor Ribera Arteaga, ya que sus contribuciones de pensamiento filosófico, urbano y político se reflejaron en sus trabajos publicados a través de la Sociedad de Estudios Históricos y Geográficos. Asimismo, sus argumentos fueron utilizados tanto en el Techint, como en planes anteriores como el Ivanissevich. En 1947, Ribera Arteaga recibió a la comisión Ivanissevich con una propuesta de las necesidades para consolidar el proceso de urbanización de la ciudad. Entre sus ideas principales se encuentran: incrementar la población así como el tráfico y circulación; consolidar la organización urbana en salud, economía (comercio e industria), vivienda (barrios obreros) y urbanización (zonificación de escuelas, hospitales, cementerios, hornos incineradores, campos deportivos, avenidas y paseos públicos); construir servicios públicos (provisión de aguas) y lograr mayor convivencia entre la vida natural (campo) y la vida urbana. Ribera no se quedó ahí, ya que propuso un plan de urbanización que contemplaba estudios de topografía, del clima, la ubicación geográfica de la ciudad, los materiales de construcción a utilizarse, las costumbres culturales y el desarrollo económico y social. Los dos principios directores de Ribera para la urbanización fueron 1) la distribución de distintas zonas de la población, en función de la organización económica de la ciudad y 2) ensanchamiento urbano para cubrir las necesidades higiénicas y lograr mayor bienestar social. Para conseguir lo anteriormente descrito, Ribera propuso como base la creación de un plan regulador, donde se deberían estudiar los principales problemas de la ciudad, como el bienestar obrero, la salida y entrada de productos agrícolas y ganaderos, la conservación de tradiciones y/o patrimonio artístico junto con paisajismo. Los mecanismos de acción trazados por Ribera fueron dirigirse a instituciones como la Prefectura, Alcaldía, Sociedad de Ingenieros y Centro de Acción Cruceña para sentar las bases hacia una nueva urbanización; proveer los medios para acumular la información necesaria como datos y sugerencias proporcionadas por médicos, abogados, paisajistas, economistas e historiadores y por último, solicitar a la Alcaldía Municipal que forme, compile y publique en folletos especiales la legislación orgánica que de normas científicas y estéticas para la edificación, tipos de construcción en cada zona y sub-zona de la ciudad (Sociedad de Estudios Históricos y Geográficos, Nº 28).

Como se señaló anteriormente, Ribera fue quien le dio a la comisión Ivanissevich el marco general de acción para emprendimientos urbanísticos. Esta comisión fue contratada por el Comité de Obras Públicas para realizar los estudios para elaborar un plan regulador de la ciudad en 1947. Los resultados de esta comisión fueron conocidos como el Plan Ivanissevich, que se estructuró en tres partes: análisis, recomendaciones y presupuesto. En este plan se retomaron, además de las ideas de Ribera, los estudios previos de Henrich sobre ingeniería para la provisión de electricidad, de alcantarillado, agua potable, pavimento y se aumentaron propuestas de urbanismo. Una vez más, el ministerio de Obras Públicas, se negó a desembolsar los recursos necesarios para su implementación, que llegaban a la suma de 110.000.000 BS. A pesar de ello, la mayor contribución del Plan Ivanissevich fue la visión de Santa Cruz como un núcleo político y social (La Universidad; 28 de octubre de 1950). Asimismo, este plan hizo énfasis en la importancia del ferrocarril Cochabamba-Santa Cruz para el desarrollo.

Si bien las ideas sobre urbanismo de la ciudad no lograron cambiar la relación económica con el gobierno central, la ciudad estaba viviendo un rápido proceso de transformación. Los servicios básicos eran escasos al igual que la vivienda ya que la población estaba creciendo debido a dos factores importantes: los efectos de la post guerra ya la población se estaba concentrando en centros urbanos y la construcción de la carretera a Cochabamba. A esto se suma el surgimiento de un nuevo sector que cobraba importancia: el comercio. Lo estético, el énfasis en el embellecimiento de lo público la salud y educación dejaron de ser la principal prioridad, ya que era importante generar condiciones para apoyar el crecimiento del comercio. En 1953, Víctor Serrano, quien había sido prefecto anteriormente, fue nombrado como máxima autoridad del departamento. La metodología de Serrano involucró la revisión y comparación de las finanzas del Comité de Obras Públicas con las realidades políticas posibles. Asimismo, Serrano dio prioridad a la instalación de energía eléctrica en al ciudad, para beneficiar a la élite comercial. En segundo lugar se encontraba la pavimentación de calles y por último, el embellecimiento de la ciudad y sus áreas verdes. Entre los principales logros de Serrano, destacan la licitación para electrificar la ciudad. Después del estudio de seis firmas en concurso, se eligió a la firma Johansson y Compañía en un contrato de 50.000.000 BS el 16 de marzo de 1952 (Palmer; 1979: 234). Además del Plan Serrano, la inversión de capitales privados y públicos fue realizada. Nuevas construcciones privadas de envergadura -entre ellas restaurantes (La Pascana), hoteles (Internacional), teatros (Cine Victoria), fábricas (IMBOL, La Bélgica)- tuvieron impacto en la ciudad, al igual que la construcción del Hogar de Pobres, el pabellón externo del hospital, el Banco Central de Bolivia y viviendas obreras en las zonas del Pari y del Trompillo, obras realizadas con capitales públicos.

A pesar de las propuestas y acciones del sector público, el acceso a la vivienda en la ciudad desembocaría en un serio problema no sólo habitacional, sino que incidiría en la dotación de lotes urbanos, amparada en la ley de Reforma Urbana promulgada por el MNR en 1955. Entre 1954 a 1971, más de 750 hectáreas se otorgaron en calidad de lotes, ocupando el 17% de la superficie urbana hasta el cuarto anillo (De la Fuente). Para mediados de 1953, durante la gestión del alcalde Aurelio Saucedo Jiménez, la Alcaldía había dado tierra urbana propia en calidad de comodatos en zonas consideradas en ese momento peri-urbanas, como Lazareto (El Universitario; 27 de mayo de 1953) y en la zona de las Luquillas se habían distribuido ya más de 1000 hectáreas. En la zona de La Madre, se había distribuido 67 lotes para viviendas (La Reforma; 22 de julio de 1954). Este hecho, con resultados violentos en las esferas políticas y sociales, determinaría en buena medida, los mecanismos de lucha por el espacio urbano en décadas posteriores. Sin embargo, su contribución a los lineamientos teóricos y técnicos en las consideraciones de los problemas habitacionales de la ciudad repercutirían en su inclusión en las propuestas del plan regulador en el Techint.

Es responsabilidad de toda sociedad no olvidar a sus grandes pensadores, ya que en el pasado podemos encontrar luces sobre problemas y soluciones que no son nuevos. Santa Cruz de la Sierra sigue viviendo un explosivo proceso de crecimiento y urbanización. Sin embargo, en la historia de la ciudad se pueden encontrar las raíces del pensamiento cruceño, reflejado en el diseño de la Santa Cruz contemporánea. El Plan Techint no sólo influyó en la morfología urbana de la ciudad, sino que determinó a través del su propuesta filosófica, económica y social, la ciudad y sus relaciones que tenemos hoy, utilizando los antecedentes de la ciudad y sus relaciones de ayer.

Plano de la ciudad- 1880



Este es una copia del primer plano de la ciudad en 1880, levantado por un tal Köenig y dibujado por Manuel Lazcano, editor del periódico del siglo XIX El Cosmopolita Ilustrado.

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Si bien la temática no es tan novedosa porque ya se han abierto muchos espacios similares en la web, mi propósito es generar un poco más de reflexión profunda sobre los cambios y relaciones producidas en esta ciudad porque la cuestión urbana me produce un profundo interés.
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Ana C.