Retomo el proyecto inconcluso de este blog que había empezado hace ya dos años para hablar del problema del loteamiento o toma de tierras urbanas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, ya que mi intención es abordar temáticas urbanas.
Ni bien aprobada la nueva constitución, un grupo de loteadores, presuntamente afines al MAS, decidieron tomar terrenos de Transredes-YPFB y del Curichi La Madre. La excusa: la constitución les reconoce el derecho a la vivienda. Si bien la constitución incluye este derecho, existe un sentimiento generalizado por parte de la sociedad civil de rechazar estas acciones, ya que además de poner en manifiesto las promesas políticas del MAS a sus seguidores en Santa Cruz de la Sierra, este tipo de hechos violenta a la ciudadanía, haciéndonos sentir vulnerables ante la falta de seguridad jurídica, sin hablar del avasallamiento a la propiedad privada. También ocurrió lo mismo en zonas rurales, entre San Julián y San Ramón.
Ya que existe tanta expectatativa por quienes creen que esta constitución mejorará su calidad de vida, porqué no le piden al MAS casas, si tienen un supuesto programa nacional de viviendas???
Ni qué hablar de los terrenos del Curichi La Madre, declarado como un humedal urbano (hay alrededor de 50 en todo el mundo), zona de protección ecológica y futuro parque. Donde está el presunto derecho a la protección de los recursos naturales, también amparado en la constitución, si se permiten los avasallamientos a zonas como el curichi?
La situación nos vuelve a llevar a la historia de urbanización de la ciudad, donde grandes zonas verdes eran constantemente loteadas en décadas anteriores. No obstante, suficiente tenemos con no sentirnos incluidos en la constitución del MAS, viendo a la ciudad cada día más avasallada por personas de todas las clases y colores, que infringen normas importantes de urbanismo, y encima, ahora en manos de loteadores que ven conveniente entrarse a terrenos de terceros, sean estos públicos o privados. ¿Volveremos a los años en los cuales la ciudad se estructuró creciendo de manera violenta, ya que no había oferta habitacional para los más vulnerables, pero en un nuevo contexto urbano? Dejaremos los habitantes de la ciudad que este tipo de fenómeno social se consolide? No es sólo una cuestión ideológica de oposición a las políticas y el discurso del gobierno central, sino de cuestionamiento a las estructuras habitacionales, al discurso político sobre el tipo de ciudad que queremos construir y sobre la seguridad jurídica en nuestro municipio.
Ni bien aprobada la nueva constitución, un grupo de loteadores, presuntamente afines al MAS, decidieron tomar terrenos de Transredes-YPFB y del Curichi La Madre. La excusa: la constitución les reconoce el derecho a la vivienda. Si bien la constitución incluye este derecho, existe un sentimiento generalizado por parte de la sociedad civil de rechazar estas acciones, ya que además de poner en manifiesto las promesas políticas del MAS a sus seguidores en Santa Cruz de la Sierra, este tipo de hechos violenta a la ciudadanía, haciéndonos sentir vulnerables ante la falta de seguridad jurídica, sin hablar del avasallamiento a la propiedad privada. También ocurrió lo mismo en zonas rurales, entre San Julián y San Ramón.
Ya que existe tanta expectatativa por quienes creen que esta constitución mejorará su calidad de vida, porqué no le piden al MAS casas, si tienen un supuesto programa nacional de viviendas???
Ni qué hablar de los terrenos del Curichi La Madre, declarado como un humedal urbano (hay alrededor de 50 en todo el mundo), zona de protección ecológica y futuro parque. Donde está el presunto derecho a la protección de los recursos naturales, también amparado en la constitución, si se permiten los avasallamientos a zonas como el curichi?
La situación nos vuelve a llevar a la historia de urbanización de la ciudad, donde grandes zonas verdes eran constantemente loteadas en décadas anteriores. No obstante, suficiente tenemos con no sentirnos incluidos en la constitución del MAS, viendo a la ciudad cada día más avasallada por personas de todas las clases y colores, que infringen normas importantes de urbanismo, y encima, ahora en manos de loteadores que ven conveniente entrarse a terrenos de terceros, sean estos públicos o privados. ¿Volveremos a los años en los cuales la ciudad se estructuró creciendo de manera violenta, ya que no había oferta habitacional para los más vulnerables, pero en un nuevo contexto urbano? Dejaremos los habitantes de la ciudad que este tipo de fenómeno social se consolide? No es sólo una cuestión ideológica de oposición a las políticas y el discurso del gobierno central, sino de cuestionamiento a las estructuras habitacionales, al discurso político sobre el tipo de ciudad que queremos construir y sobre la seguridad jurídica en nuestro municipio.